"Aquél al que estás buscando es quien te mira". — San Francisco de Asís
Hoy vamos a considerar la única cosa que se requiere para que una relación florezca: saber quiénes somos en realidad. Hay una tendencia natural a encontrar una identidad en nuestros roles de vida, nuestra personalidad, nuestro trabajo, nuestro cuerpo, nuestra cultura, nuestras anécdotas del pasado, y nuestros sueños del futuro. Pero en realidad, todos son aspectos temporales y externos de nosotros mismos. En realidad somos eternos e ilimitados. Nuestro verdadero yo es amor puro y espíritu puro.
Mientras el ego de nuestra mente puede sentirse aislado y aparte, nuestra naturaleza esencial es completa y está indisolublemente conectada con el universo. Por lo tanto, nuestro viaje hacia las relaciones extraordinarias no se trata de buscar algo fuera de nosotros mismos. Se trata de descubrir el amor que ya está en nuestro interior, y de hacer que se manifieste en todas nuestras relaciones.
Momento de consciencia
Date varios “descansos para el alma” hoy, y reflexiona sobre el tono de tu reciente diálogo interno, la calidad de tus interacciones con los demás, y las emociones que has experimentado durante el día. Este ejercicio fortalecerá tu alineamiento con el amor infinito de tu verdadero yo.
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So Hum
Yo soy.
Yo soy.
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